Tremate tremate le streghe son tornate! (Tiemblen, tiemblen, que las brujas han regresado). Era la consigna de su primera manifestación feminista en Roma a finales de los años 60.
Desde niña luchaba en contra de la autoridad de su padre para afirmar su autonomía, para poder construir su propio mundo de ideas. Leía mucho, buscando sus heroínas. Pero era una lucha solitaria.
Hasta que explotó el movimiento del 68: Allá estaban todos, obreros, estudiantes, mujeres. En Italia, su país eran años de grandes cambios. La esperanza del cambio dio un sentido a las vidas de muchas.
Militaba en una organización del movimiento mixto “Potere Operaio” (Poder Obrero), Almachiara era una dirigente, solitaria, rodeada de hombres.
Pero, desafiando a las reglas impuestas, se reunían las mujeres de las diferentes organizaciones y se preguntaban ¿cómo integramos nuestra lucha a la lucha obrera? Y no lograban encontrar la respuesta.
Persiguiendo sus sueños de cambios, cuando se tuvo que exiliar, en 1979, decidió venir aquí, en el país donde se estaba haciendo una revolución.
Se integra a la lucha…. pero una vez más nuestras luchas, las de las mujeres, serían postergadas. Hasta que en el 92 se logró hacer el primer encuentro del movimiento amplio de mujeres.
En este período trabajaba en Cantera, donde abren el curso de género y donde puede ejercer dos de sus pasiones: la educación, aquella popular (ya estando en Italia había descubierto a Freire) al servicio de las personas oprimidas, y nuestro mundo, el mundo de las mujeres.
Finalmente, en los últimos 20 años ha trabajado con las diversas ONG de mujeres. También en este caso, junto con ellas, ha estado intentando responder a la pregunta que se hace desde siempre ¿cómo construir un mundo diferente, a medida humana, y donde las mujeres seamos sujetas de nuestras vidas?
Ahora, cargada de bastantes años, quienes la acompañan, en este mundo tan global, donde ya es difícil cultivar las esperanzas; siguen siendo las mujeres las que luchan para una vida digna, y sus amigas con las que comparte los achaques y cultiva las ganas de vivir.
Almachiara ha sido una defensora permanente de los derechos de las mujeres.
Fuente CISAS